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La música debe pensarse y visibilizarse como tarea política

• Se presentó el libro Poder en clave de sol. Una notación
musical de lo político, del doctor Xavier Rodríguez Ledesma

Más allá de una inocente dosis de entretenimiento, la música, en todas sus épocas y en todos sus géneros, conlleva un mensaje que “debe pensarse y visibilizarse como tarea política para que el consumidor final de la música también lo identifique y consuma con conocimiento de causa”, apunta el doctor Xavier Rodríguez Ledesma en su más reciente libro.

Poder en clave de sol. Una notación musical de lo político, es una edición que puede llegar a ser divertida, complacer a quienes son amantes de la música y, al mismo tiempo, destrozar los más puros afectos juveniles de una época, a tal grado que, después de leerlo, ya no se podrá escuchar la música de la misma manera.

Durante la presentación virtual, Rodríguez Ledesma, maestro en Sociología, expresó su emoción por este trabajo que inició como un simple pasatiempo escuchando las letras de las canciones, algunas con tinte amoroso; pero, conforme escuchaba más y más canciones de diferente género, encontró que también había letras con argumentos políticos.

“Así surgió un objeto de estudio; la idea de identificar cómo en la música uno puede encontrar diálogos y desarrollos intelectuales y políticos; fue complicándose tanto que se reconfiguraron todas las representaciones teórico-metodológicas que teníamos”, aseguró el ganador del Primer Premio Mauricio Achar de Ensayo sobre fomento a la lectura en 2006.

Paola Vázquez Almanza, socióloga de la UNAM, señaló durante la presentación, que el libro editado por Colofón en la colección Ediciones Académicas, cumple, es didáctico y nos invita a reflexionar sobre la actualidad y la música de este tiempo; además, complace a los amantes de la música, y aunque puede suceder, vale la pena el desencanto a nivel personal porque uno no está consciente de la carga política que tienen las canciones; no se puede pedir más”.

Vázquez Almanza, docente en la UNAM, agrega que la música es para Rodríguez Ledesma “el espacio en el que se ejerce cierto tipo de poder simbólico; como producto cultural está contaminada por lo político, y en ese ámbito se juegan muchos tipos de poderes; el autor parte de esa impureza, y su estrategia teórica es la fuerza del libro”.

En las páginas, agregó, Rodríguez Ledesma, doctor en Ciencia Política, nos da un panorama complejo de los procesos sociales, históricos, políticos e incluso económicos del momento.

Trascendencia de la música y sus letras

En palabras de Guadalupe Olivier, académica e investigadora de esta Casa de estudios quien también aportó en la presentación, la música trasciende espacios, tiempos, clases sociales; “es ese algo que tiende a conjuntar, y para los gobiernos puede ser un bastión o su enemigo, tiene todos estos ámbitos de polarización que parecen interesantes y cuando hacen diálogos, enfrentamientos y respuestas, hay comparaciones”.

Coincidió con Paola Vázquez sobre la perspectiva poco común que el trabajo del académico ofrece a las Ciencias Sociales en la forma de explorar a la música, lo que la coloca en un “análisis político extraordinario”, expresó la académica.

De acuerdo con ella “publicar y develar el campo político de la música sin restringirse a la canción disidente como el lugar obvio, planteó un análisis extendido basado en un repertorio multi temporal, multi estilo, multi referencial, (es decir), se buscó encontrar la relación entre la música y lo político”.

El texto, continuó, “está en constante búsqueda de intencionalidades musicales que resultan ser mediadoras o/y reforzadoras de visiones particulares del mundo, de perspectivas, de relaciones sociales contenidas en frases mínimas en las canciones; serán también reflejo de las relaciones de fuerza, donde se superponen las visiones hegemónicas, que definen las proyecciones personales más íntimas.

“Todo esto en conjunto como muestra de la dimensión política constitutiva y constituyente de las expresiones musicales producidas; es decir, toma relevancia quién, cómo, cuándo y dónde se realiza y después dónde se distribuye y a quién, dónde se consume y reproduce; por ende, cómo se extiende y qué fuerza se tiene, qué tanto dialoga y es apropiada en ciertos sectores y cómo se forman de manera constituyente otros estilos que interpelan generacionalmente y van forjando un sentido”.

La música no es, por lo tanto, inocente o neutral, insiste Olivier; implícita o explícita se configura en el campo de la cultura, es transversal a lo social y a lo personal, y es tan maleable como la subjetividad misma.

El contenido, explica Olivier Téllez, actual secretaria Académica de esta Universidad, ofrece una serie de clasificación de la música en obras con contenido político explícito, obras sin intencionalidad política, pero que terminan siendo utilizadas con dicho fin, y obras que son adoptadas o integradas por el poder, usualmente acompañadas por dispositivos de difusión potentes.

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